Habilideidades


Habilidades de los dioses o, como yo les llamo, habilideidades. Muy raras. Rarísimas de encontrar en humanos. Valiosas. Poderosas. Capaces de cambiar el curso de la historia.Y no me refiero sólo a los clásicos de toda la vida como Honestidad; Integridad; etc., que por supuesto que también. Hoy quiero compartir contigo otras habilidades que, sobre la base de las anteriores, marcan la diferencia: 

Escuchar.- Ya sabes: "tenemos el doble de orejas que de bocas para escuchar el doble de lo que hablamos". Tan cierto como que de ello hacemos caso omiso. Increíble lo poco y mal que nos escuchamos (darme cuenta durante mi certificación como coach ICF ha sido de lo más revelador). Y ahora lo que me pasa es que reacciono como algunos ex fumadores los que siguen fumando: he desarrollado una hipersensibilidad ante la falta de escucha. Porque es increíble la cantidad de cosas que decimos, cuando estamos en posición de escucha incondicional. Porque es increíble la capacidad de alterar nuestro entorno, solamente cuando escuchamos de verdad.

Preguntar de manera poderosa.- Una buena pregunta en el momento adecuado tiene un impacto más poderoso que mil respuestas acertadas, porque hace que la respuesta salga de ti. La diferencia es como la que existe entre que te expliquen cómo ir en bici o que aprendas por ti mismo: la primera no funciona, mientras que la segunda no se olvida. 

Saber preguntar es un arte. Hacerlo corto, simple, potente; acaso una sola palabra; un gesto en ese momento en el que otro te da pie para hacerlo, no tiene precio y tiene la capacidad de alterar el curso de las cosas.

Voracidad por aprender.- En tiempos de rápidos cambios, tu peor enemigo puede ser tu experiencia. Aunque siempre puede haber uno todavía más malo: creer que esto ya te lo sabes. Hoy en día, más que nunca, quien cree saber lo suficiente ya está muerto. Me flipan las personas que muestran una obsesión enfermiza por aprender cada día.   

Ser agradecido.- Valorar lo que uno tiene en la vida. Hay gente que ve el vaso medio lleno. Otros lo ven medio vacío. A mí me gustan los que dan gracias por tener un vaso, quizás porque todavía tengan el recuerdo fresco de haber tenido que beber con las manos en el pasado. No sé tú, pero yo todavía sigo considerando magia que abras un grifo y salga agua; que lo muevas en sentido contrario y que el agua se caliente; abrir una nevera y que haya comida; apretar un botón y que se encienda una luz; dormir en una cama con sábanas limpias y bajo un nórdico que te mantiene calentito mientras fuera no para de llover; levantarte sin dolor, etc. 

Serenidad.- Llámale empaque; llámale seniority; llámale ir a los incendios con un extintor, en lugar de ir con un bidón de gasolina. Es la capacidad de mantener la homeostasis emocional ante la adversidad y, sobre todo, la capacidad de contagiar esa calma que, sin duda, multiplica las posibilidades de éxito.

Convicciones flexibles.- Me encanta la gente que duda y me da miedo la gente que siempre está segura de todo, porque quien se muestra seguro de todo, probablemente no esté seguro de nada. Me gusta que uno muestre convicciones firmes, pero sin llegar a la rigidez. Date margen para el "¿y si?". Una vez oí (creo que de Marcos Urarte) aquello de "está bien tener una opinión. Lo que no está bien es enamorarse de ella". Porque todo está perdido para el que no duda. Eso seguro.

Humildad.- Tienes que ser muy grande para ser humilde. Muchas personas, al llegar a cargos ejecutivos sufren lo que yo llamo "mal de altura": se quedan sin oxígeno en el cerebro para pensar con claridad, se obnubilan y se agilipollan. En definitiva: se creen su tarjeta de visita. No olvidar quién eres y de dónde vienes suele ayudar. Tener amigos de verdad, también. 

Generosidad.- No hay felicidad más grande ni más duradera que la que resulta de dar sin esperar a nada cambio. La Vida nos devuelve multiplicado lo que damos. Cuando una persona es generosa con nosotros, establece un vínculo de reciprocidad. Una necesidad de devolver esa generosidad, que muchas veces solemos hacer con creces. Y aún así, resulta difícil ver una persona generosa de verdad. De ahí que suela valorarse tanto cuando encontramos una virtud así.

Actitud positiva.- Que no optimismo. El optimismo no es más que un sesgo que lastra la objetividad y se aleja de la realidad (caso de existir). Lo que digo es que es mucho más valioso enfrentarse de manera positiva a la realidad, sea la que sea, sin edulcorarla ni obviar las partes que menos nos gustan. Prefiero mil veces a una persona que me dice "este trabajo es una mierda, pero pienso hacerlo cojonudamente bien" a aquellos que me dicen que "este trabajo es estupendo" cuando desde luego no lo es. 

Si además combinas una actitud positiva con una sonrisa indestructible, tu impacto se multiplica y pocas barreras van a resistirse. Me encanta decir que "la sonrisa es el arma de construcción masiva más potente jamás creada...y es gratis!". 

Autenticidad.- Es curioso que resulte tan difícil hacer lo que mejor debería salirte: ser tú mismo. Responder (con las formas adecuadas) de acuerdo a cómo eres sin importar el contexto ni la repercusión social es un signo de enorme fortaleza personal. De enorme seguridad en ti mismo. Y siempre es mejor ser una mala versión de ti que la mejor copia de un tercero. Oscar Wilde decía "Sé tu mismo, el resto de papeles ya están cogidos".

Presencia.- Otras cosa tan fácil como difícil de ver. Estar aquí y ahora. Disfrutar cada momento. "El pasado se fue y el futuro ya veremos", pero ni con esas nos basta para poder disfrutar el momento presente. Winston Churchill dijo "Me he pasado la mitad de mi vida preocupándome por cosas que nunca me ocurrieron" y John Lennon dijo: " La vida es aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes".

Inteligencia Emocional.- Identificar emociones, tanto de uno como en los demás y saber responder de manera adecuada para obtener el resultado esperado. Supone tener empatía y, sobre todo, saber cómo responder con acierto a la información que se recibe. También comprende la Asertividad, o la capacidad de expresar de manera controlada cualquier emoción u opinión que tengamos sin impactar negativamente en el receptor.

Influencia.- Es la capacidad de inducir la voluntad o la opinión del otro. Básica en una vida en la que estamos vendiendo o vendiéndonos las 24 horas del día. Vivir es vender y no es posible no vender. La capacidad de influencia es un bien escaso y, tenerlo o no, puede marcar el devenir de una vida o de cualquier organización.

Congruencia.- Hacer lo que uno dice (el famoso "walk the talk") genera confianza. Uno se hace predecible y consume menos recursos en los demás, que no tendrán que "averiguar" hoy de qué palo vas a ir o qué cosa no vas a cumplir por qué tipo de excusa. Es las antípodas del lunático, que tanto nos cansa, por impredecible.

Confianza salvaje.- Sin límites. No existe confiar al 85%. Desmedida. Como si no hubiera un mañana. Confía y confiarán en ti. No te guardes nada.

Reconocimiento.- el refuerzo positivo es mil veces más poderoso que el castigo. La zanahoria alimenta más de lo que corrigen mil palos. Y más aún, reconocer lo que de bueno hacen los demás requiere, como diría aquel: "una naturaleza delicadísima". Reconocer a los demás genera vínculo, confianza, necesidad de reciprocidad y muchas de las bondades enunciadas anteriormente. Dificilísimo de encontrar y una bendición cuando lo haces. 

Y, como siempre, ser buena gente. Que no por mucho repetirlo deja de ser menos capital. Sin ser buena gente, nada de lo anterior te va a valer.

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