La partícula mágica


 

Durante mucho tiempo he buscado la partícula mágica. La esencia que explica la longevidad de las relaciones productivas. El Santo Grial de la unión entre dos almas. 

Al principio pensaba que era el Respeto, después fui bamboleando entre valores diversos hasta saltar a la Confianza, pasando por la Transparencia, la Honestidad, la Integridad, la Confiabilidad y así en un sinfin de pilares higiénicos sin los cuales no es posible una relación positiva. Y creo que todos estos rasgos son absolutamente imprescindibles...pero no suficientes. 

Así, fui "testeándolos" todos a mi alrededor, fracasando una y otra vez, viendo como no suponían fuerza suficiente como para mantener unidos, por ejemplo, matrimonios de buen pronóstico, amistades de media vida o tan siquiera equipos que aspiraban a la Champions League del éxito.

Hasta que serendipia mediante, un dia dí con lo que - a mi humilde parecer - es el elemento diferencial: la ADMIRACIÓN.

Sí. La Admiración. 

Veinticinco años con mi mujer y (sobre la base de los valores arriba descritos) no hay dia en que no la admire, tanto a nivel profesional como, sobre todo, a nivel personal. Compartir tu vida con alguien que te hace sentir por encima de tus posibilidades es una muestra de la calidad de la masa madre. Y si uno tiene la suerte y el privilegio de tener algo así, lo último que se puede permitir es banalizarlo o no recordárselo permanentemente. 

Ocho años en mi actual empresa y no hay dia que no sienta admiración por quienes integran los equipos en los que trabajo (mi equipo de RRHH, el Comité de Dirección, etc.). Siento absoluta devoción por la enorme profesionalidad que demuestran y, a la vez, por esa manera única de ser y por querer divertirse. También por muchos con los que tuve la suerte de trabajar en el pasado y que tanto me han ayudado en mi travesía personal. 

Amigos de la infancia que conoces de pequeño y amigos de la infancia que conoces de mayor (sí, como lo lees, amigos de la infancia que conoces de mayor, pues es conocerles y preguntarte ¿por qué no lo conocí antes? o ¿cómo puede ser que seamos tan iguales?...y sí, amo esta categoría de amigos). 

Cuenta la leyenda que la Admiración es una manera de sublimar la Envidia y no me duelen prendas al decir que envidio tantas y tantas cosas de todos ellos. Envidia como una forma si quieres de rendirles tributo. Envida por tantas y tantas cosas que me gustaría hacer como ellos. Y es esa Admiración la que también te lleva a tratar de superarme cada día porque no quieres fallarles. Porque quieres estar a la altura. Porque quieres corresponder.

Y porque les miro y pienso; joder, pero qué buen@s son!

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