Manolo, no me jodas

Hay kilos y kilos de literatura sobre la motivación de las personas en las organizaciones. Que no digo que esté mal, lo que pasa es que el cuento normalmente pasa por alto una parte fundamental: que antes de motivar a la gente, lo primero que hay que hacer es no desmotivarla. A mí, con eso, me valdría.

Y digo que me valdría porque, no nos engañemos, cuando iniciamos un nuevo proyecto lo hacemos ilusionados y motivados (salvo que seamos raritos o que estemos necesitados y no tengamos otra opción), por lo que bastaría que (fundamentalmente) nuestr@ jef@ no nos jodiera vivos. A mí, con eso, de verdad que me valdría. Y date cuenta que, a la vista de la realidad, lo que pido no es cualquier cosa. 

Porque es mucho más importante no desmotivar que motivar. Y dificilísimo, como hemos comprobado todos alguna vez. Todavía hay demasiado jef@ a quien robaron demasiados bocadillos en el recreo y que ahora se vengan dando patadas a destiempo. Verdaderos profesionales de la jodienda ajena a quien te encantaría espetar un "Manolo, no me jodas". Y todos hemos sufrido a ese "Manolo" alguna vez. Hay incluso empresas de "Manolos" con despachos chapados de premios de la mejor empresa para trabajar, cuando yo lo que crearía es el premio a la empresa "Manolo free".

El impacto positivo del la motivación es muy inferior al impacto negativo de la desmotivación. 

Es como lo de las ventas y los gastos en una cuenta de resultados. Las empresas matan por vender más sin darse cuenta que se desangran por los gastos. Con la motivación pasa lo mismo.

Y ahí es donde entra la contribución inestimable de lo que llamo los "Aspiradores". Y no, no me refiero a gente que aspira a cosas. Bueno, en cierto sentido sí podríamos decir que lo que parece es que a lo que aspiran es a joderte hasta allá donde el viento da la vuelta. Me refiero a los Aspiradores como esa raza, opuesta a los "Inspiradores". Aspiradores porque "aspiran" toda la energía positiva de cualquier entorno. Son agujeros negros del buen rollo, tragándose todo lo deseable en una especie de bulimia tóxica. A un Aspirador normalmente lo detectas por lo mucho que habla sobre la importancia de la motivación y la importancia de las personas. Un producto de los creadores del "dime de lo que presumes y te diré cuánto aspiras". Normalmente lo de aspiradores les va como anillo al dedo, pues su carrera normalmente ha ascendido a golpe de comerse más "sapos" de los que son capaces de contar. Aspiradores son los que se procuran una carrera a costa de la tuya. Son los que -ni medio lleno ni medio vacío - jamás no han visto ni el vaso. Negativos por deporte. El reverso tenebroso de los Inspiradores.

De ahí que una habilidad clave de una organización sea contar con un "sistema inmunitario" fuerte (le suelen llamar Cultura) capaz de generar los "anticuerpos" necesarios para extirpar al "huésped" tan pronto como un aspirador se cuela en cualquier organización. De nuevo, otra analogía: la selección debe tener una prioridad máxima, pero nunca superior a los esfuerzos que deben dedicarse para erradicar aspiradores.

Porque, si una organización no contrata inspiradores y, además, no elimina aspiradores...normalmente acaba "expirando".

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