Muñequitas rusas o vivir en círculos


Siempre hablamos de estrategia empresarial como factor clave de éxito o fracaso, pero pocas veces sobre estrategia vital como también precursor de la satisfacción o pesar personal.

Podría complicarlo mucho pero, a grandes rasgos y de manera visual, una estrategia vital puede resumirse en cuatro círculos concéntricos de mayor a menor grado de especificidad y criticidad; una suerte de muñequita rusa de nosotros mismos con diferentes capas superpuestas y dependientes cada una con la que se superpone a ella.

Cuatro círculos concéntricos que, enunciados, serían:

1. Objetivos vitales: son tu respuesta particular al sentido que para ti tiene la vida; para qué estamos aquí y qué sentido tiene todo lo que hacemos.Victor Frankl ya desarrolló en su magnífica obra la importancia de dotar de significado a nuestra existencia. ¿Cómo y/o por qué cosa/s nos gustaría que nos recordaran?; ¿Cómo nos gustaría recordarnos cuando tengamos en la vejez a la hora de hacer balance?.

2. Objetivos estratégicos: son los grandes ejes a través de cuyo desarrollo nos orientamos a la consecución de nuestros objetivos vitales. Son, entre otros: la familia, el trabajo, valores personales, etc.

3. Objetivos tácticos: se trata de decisiones importantes; de cambios críticos que alteran un curso predefinido hasta la fecha y que significan el desarrollo de los objetivos estratégicos. Son ejemplos: un cambio de trabajo o de lugar de residencia, estudiar una carrera universitaria, etc.

4. Objetivos operativos: suponen la concreción en tareas básicas del día a día de los objetivos tácticos.

 
Ni que decir tiene que el pilar básico empieza por los objetivos vitales sin los que el resto pierden su sentido. Es, por tanto, fundamental clarificar nuestras convicciones y fijar nuestras metas de vida. Tener claro cuál es el sentido de nuestra vida y, ahí, no caben las prisas. Pocas veces una inversión en tiempo generará tanto beneficio...

Así pues, mantener el foco en nuestros cuatro círculos y de cómo cada uno de ellos contribuye al éxito del otro será fuente de serenidad personal; de la misma manera que muchas de las dificultades que en ocasiones atravesamos lo son por falta de perspectiva; por perder de vista alguno de los círculos arriba enunciados. A modo de ejemplo paradigmático valga señalar al estrés como uno de los detonantes clave para la pérdida de perspectiva, al obligarnos a la típica "visión tunel" que nubla el enfoque de estos cuatro ámbitos, retroalimentando así esa misma sensación de estrés y de pérdida en una especie de espiral autodestructiva.

De hecho, esta propuesta ya subyace de manera similar en la base de muchas religiones, así como en nuestra experiencia personal. La diferencia radica sólo en cuán consciente somos de ello. A mayor consciencia, mayor control.

Y tú; ¿Ya sabes qué quieres ser de mayor y cómo quieres recordarte al llegar allí?

1 comentario:

  1. Hola
    Es iոteresante el blog. Ϲiertos post noo me gustan demaѕiado,pero la mayor�a son bastante interesantes.


    Uո saludo

    Via - Alberto

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