El programa 13 de tu lavadora

 


Admítelo. No sabes ni cuántos programas tiene tu lavadora. Y eso que la compraste, gastándote una pasta,  porque te sedujeron sus 13 programas de lavado especial, entre otras destacadas características técnicas. 

Admítelo. Sólo usas el programa rápido y el normal. Y normalmente lavas en frío si la cosa no está muy mal. Hoy han pasado apenas unos meses desde que te compraste el Ferrari de las lavadoras y ahí estás tú, sin poder recordar más allá del programa rápido y el programa que tú le llamas "normal". Que te imaginas que habrá uno para ropa delicada y algún otro que seguramente puedes inventarse sin quedar muy mal, pero si te pregunto por ese programa 13, la verdad es que ni idea. De hecho, ni recuerdas cuántos programas tiene tu lavadora.

Admítelo. En tu empresa pasa lo mismo: venga programas, procesos y plataformas tan ingenierilmente impecables como complejamente vírgenes para el usuario final. Sí, tú. 

Muchas pequeñas empresas se gastan dinerales en softwares top o implementan complejísimos procesos, válidos para manejar la NASA.."para cuando crezcamos", dicen, mientras cruzan la pasarela del sentido contrario. Plataformas complicadas, llenas de posibilidades y análisis que nadie nunca utilizará y que, de hacerlo, serán destinados a cajones de rango superior. 

Como decía el sabio: "no hace falta hacer bien lo que, para empezar, no hace falta hacer". O, lo que es lo mismo, si algo no es jodidamente necesario, lo último que debes hacer es invertir tiempo y recursos en refinarlo. Que, traducido a personas, viene a ser aquello ya famoso de "al tonto con iniciativa, de todo menos motivarle".

Y es que nos encanta invertir recursos en guantes de última generación para gente que es manca. Nos encanta sofisticar lo inútil, aunque bonito. Nos encanta complicar lo fácil viendo lo fácil que es complicarlo y cuando lo más difícil siempre es precisamente lo contrario: hacerlo fácil.

Es mucho más rentable para cualquier organización saber cuándo no empezar proyectos zombie que hipotecarse en hacerlos parecer vivos. Esto va de hacer muy muy bien muy muy pocas cosas. Y si el emperador va desnudo, hay que decírselo y no pedir un crédito para vestirle de Gucci. Cuando un proyecto parece una castaña, normalmente es una castaña. No te engañes.

Mentes complejas, organizaciones complejas. Desterrémoslas. O, mejor aún, recomendémoslas a nuestra competencia, haciendo que parezca un accidente :)

Una de mis citas favoritas es "La perfección se alcanza, no cuando no hay nada más que añadir, sino cuando ya no queda nada más que quitar" (Antoine de Saint - Exupery) y me obsesiono con practicarlo salvajemente como fuente de eficiencia y rentabilidad. Eliminar, Reducir o ni siquiera empezar lo inútil es mucho más rentable que perfeccionarlo.

Y ponte que hoy hablo de lavadoras... o de empresas...o de nuestras vidas.

Mantener (from screen to screen to skin to skin)

 


Estamos en la loca era de vital donde los verbos top suelen ser "ampliar", "incrementar", "crecer", "escalar" y otras chicas del montón. El mundo ya no es suficiente y si no vives en la expansividad pintas a rara avis.

Pues yo me bajo aquí, junto a uno de mis verbos favoritos al que se le está poniendo cara de antiguo (llamémosle vintage). El verbo "mantener" o ese cada vez más extraño superpoder al que quiero poner en valor hoy y siempre.

La capacidad de mantener. Joder qué bonito suena pero qué jodidamente difícil es, a veces, conseguirlo.

Llegar y Conseguir son siempre más amables que Permanecer y Mantener, ambos cinturón negro de la resiliencia vital, sobre todo cuando las cosas se ponen feas. Mantener esa sonrisa ante la adversidad, reflejo inequívoco de "seniority" o mantener esa calma y esa ecuanimidad ante las grandes mareas, qué remedio tan bueno y a la vez escaso para no contagiar el desánimo.

Mantener esa mirada que altera bioquímicas mientras te lo dice todo sin decir. Esa mirada cómplice que estrecha vínculos y brota de empatía, en el polo opuesto a la luz azul de las pantallas que inocula extrañeza social entre nuevas generaciones, cada vez más ajenas al "piel con piel".

Y aunque en inglés sea más pegadizo, no es menos cierto que deberíamos pasar del "screen to screen" al "skin to skin". Un abrazo de más de ocho segundos es terapéutico y no debería suscitar más allá de un balsámico agradecimiento. 

Mantener a tu pareja. Mantener unida a la familia. Mantener a tus amigos de la infancia. Mantengamos en nuestras vidas para siempre a los de siempre. Que eso no significa hacerlo de manera tóxica ni a cualquier precio, pero probablemente sí a un precio mayor del que nos estamos desacostumbrando a pagar. Mantener tus cosas y tus gentes y arreglarlas cuando se rompen en lugar de reemplazarlas. 

Empeñémonos en ser merecedores de ser mantenidos en las vidas de quienes nos importan. Hagamos lo que decía Oscar Wilde y queramos en nuestra vida a quien de verdad nos quiera en la suya.

Mantener la salud. Unos buenos hábitos de vida. Mantener aficiones y lugares comunes.

Mantener tu trabajo, tu esfuerzo, tu generosidad, tu foco, tu prioridad, tu generosidad, tu tiempo de vida intacto, tu dignidad y esas tantas otras cosas buenas por mantener. Mantener el recuerdo de los que ya no están y merecieron seguir estando.

Y mantener también ese sano hábito de dejar de mantener lo que no te sostiene. Mantenerte firme (que no rígido) en tus convicciones. Mantenerte siempre en tu palabra como el más sólido contrato que puedas establecer contigo mismo.

Cuenta la leyenda que "no merecemos aquello que no somos capaces de conservar", sin que ello sea necesariamente bueno o malo (a veces se hace necesario), de ahí que resultará esencial discernir aquello que merece ser conservado y aquello que no lo merece para mantenernos firmes en ambos frentes. ¿Has hecho nunca este ejercicio?.

Mantengámonos pues en lo que valga el esfuerzo para perdurar de la mejor manera posible cuando ya no estemos: en el recuerdo de aquellos que nos quisieron.

Participación en la cuarta prueba del VII Circuito Blitz Illa de Menorca de Ajedrez.

 


El pasado 16 de agosto participé (por segundo año consecutivo) en la cuarta prueba del VII Cirtuito Blitz Illa de Menorca de Ajedrez. 

Los que me conocéis sabéis de mi afición al Ajedrez, con absoluta independencia de mi pésimo nivel aficionado. Llevo un año "entrenando" lo mucho o poco que mis prioridades me dejan al lado de un brillante Maestro Internacional que se carga de paciencia en cada clase para verme mejorar a duras penas, pero aún así yo empeño y voluntad le pongo a tope! :)

La cuestión es que, sin ser consciente del nivel real, me decidí a participar como aficionado en una prueba donde la mayoría son participantes de club federados y donde el jugador federado de menor nivel duplicaba (literalmente) mi nivel (en ajedrez, la "fuerza" de un jugador se mide en un rating llamado ELO). El resumen: el año pasado gané 1 partida de 9 y este año gané 3 de 9. Y no veas lo feliz que me fui a casa.

A destacar:

  • La gran afición que en Menorca hay por el Ajedrez; el enorme nivel de participación (82 jugadores!) y preparación de los ajedrecistas (por citar uno, destacar al Maestro Fide Joan Cubas, 8 veces campeón de Baleares). De hecho, de Menorca es el mejor ajedrecista español de todos los tiempos: Paco Vallejo, número 34 del mundo, lo que es una auténtica animalada.
  • La fantástica organización a cargo de Llorenç Cardona, el hombre orquesta que se encarga de montar, desmontar, dar premios, organizar las rondas, jugar, arbitrar, etc. Poco se habla de Llorenç Cardona y de su impagable labor de fomento del Ajedrez en Menorca, siempre con una enorme sonrisa y actitud imbatible.
  • El gran ambiente que siempre genera el ajedrez
  • El nivel de competitividad, viendo a jugadores repasar mentalmente a posteriori victorias y, sobre todo, derrotas.
  • Algunos curiosos perfiles de personalidad, que los hay. Un botón, como muestra: en mi primera partida, jugué (digámoslo así) con una persona de nivel infinitamente superior al mío que a las pocas jugadas ya me había machacado y, de repente, él tipo considera la partida acabada mientras me musita un comentario sobre la partida a lo que yo, con ganas de seguir alargando la sangría para aprender y sin entender mucho lo que me estaba diciendo, decido seguir jugando y presiono mi reloj para darle paso a su turno a lo que él, visiblemente molesto, sigue jugando a regañadientes hasta que me rindo a la evidencia. Que igual digo yo que rompería alguna regla de caballerosidad no escrita en Ajedrez (si es así, lo siento) pero lo que sí me pareció es que la partida acabó en Ajedrez 1 - Empatía 0. 
  • La importancia del Ajedrez a todos los niveles: concentración, resiliencia, memoria, cálculo mental, foco, estrategia, manejo de emociones, toma de decisiones bajo presión (el campeonato se jugaba en la modalidad de Blitz a 4 minutos + 2 segundos de incremento por jugador, en total) y un largo etcétera, suficiente como para que debiera ser incluído en el curriculum académico de todos los colegios.
Os dejo el enlace al interesante blog de Llorenç Cardona sobre este circuito y otros temas de Ajedrez.

A seguir mejorando (con paciencia y visión a largo plazo) y seguir intentándolo el próximo año. 



De a muchitos y de a poquitos



Creemos que innovar sólo es inventar el Iphone y así nos obsesionamos en comprar garajes a ver si eso. Creemos que mejorar el mundo es crear una nueva máquina que elimine el plástico de los océanos o crear un nuevo biocombustible limpio. Piensa a lo grande!, nos cuentan normalmente los grandes pasadores de diapositivas. Así es como pasa la Vida y así es como no pasa nada en ella.

Cuando el reto es mayúsculo, mayores son las fuerzas de sentido contrario, léase la pereza o las excusas tipo "es imposible", especialistas en el no hacer. De ahí que mi propuesta hoy sea que nos centremos, en lugar de provocar grandes cambios, en ir acumulando pequeños cambios positivos de manera sostenida en el tiempo. De hecho, los japoneses ya tienen una palabra para este concepto: Kaizen.

Cuando voy a la playa me gusta recoger y tirar los pequeños plásticos que a veces me encuentro flotando en el agua, mientras veo a muchos otros simplemente apartándolos de manera indiferente. Cuando voy a tirar la basura y me encuentro una lata en el suelo la recojo y la tiro, donde otros la han dejado caer o bien la han tenido que sortear para ir a tirar su basura en el mismo contenedor donde la estoy tirando yo. Que no voy a ponerme yo ahora como ejemplo de nada, pero lo que digo es que ese imperceptible "qué más da" interior es lo que acaba resolviendo el asesinato. 

Si todos incorporáramos pequeños hábitos seríamos una sociedad mejor habitando en un planeta mejor: esto es Kaizen.

Ir a un restaurante y, si has quedado contento, acércate al responsable y díselo. Si vas a una excursión y el guía hace su trabajo de manera excelente, díselo también. Le alegras el día y te lo alegras también a ti. Si ves algo en una tienda que le puede gustar a algún amigo, regálaselo por sorpresa. Existe una suerte de ley universal de la reciprocidad te hace recibir aquello que das, si lo haces de manera sostenida, genuina y sin esperar jamás nada a cambio.

El cambio positivo en la vida viene más por muchos poquitos que por pocos muchitos. Viene por muchas personas haciendo poco más que por pocos haciendo mucho. Viene por hacer lo correcto por el simple hecho que es lo correcto. Hacer lo correcto, no porque nadie te lo reconozca o porque nadie te esté mirando. Hacerlo porque quien realmente te estás mirando eres tú.

Rotación y los pollos


¿Tener una alta rotación de personal es bueno?

Popularmente tendemos a contestar un NO rotundo con demasiada alegría, alegando que una alta rotación atenta contra la estabilidad, los costes de reemplazo y otras tantas cosas. Y hay que reconocer que al argumento, lógica no le falta. No obstante, tal y como lo veo yo, la respuesta seria la preferida en Recursos Humanos: "depende".

¿De qué depende, pues?

Pues del tipo de persona o incluso del aire fresco que necesites para ventilar la empresa. Es decir, que tan bueno es tener una "alta rotación de personas tóxicas" (léase, personas chungas que se piran de un modo u otro  / plantilla) como una "baja rotación de personas guay".  El problema es que habitualmente se habla y se marcan índices de referencia para la Rotación como un total que mezcla salidas de todo tipo de personas, en un ejemplo magnífico de la famosa cita en Estadística por la que "si tu te comes un pollo y yo ninguno, ambos nos hemos comido medio pollo". Y la cifra así calculada, en realidad, no sirve para darte una información útil.

Y entonces; ¿qué hacemos?

Identificar a las personas "tóxicas" y marcarnos como empresa un objetivo del 100% de rotación para ellas y de un 0% para el resto. Siempre he defendido que a los "infelices por deporte" hay que ayudarles "a ser felices en otra empresa" librándoles así del mal de permanecer en la misma. Y a este punto, otra reflexión:

Si estás todo el día quejándote de la empresa para la que trabajas pero, curiosamente, no te piras, esto es por una delicada regla universal: o no te quieren en ningún otro lado o, como mínimo, no te quieren "más" de lo que te quiere la empresa para la que trabajas (no me imagino a alguien rechazando continuamente ofertas desorbitadas para puestos mucho mejores...). Por ello, (a) sé consciente de ello y (b) no digo yo que beses por donde pisas pero, al menos, no des el coñazo por la vida, que la tristeza deportiva es incómodamente pegajosa.

Ser responsable de nuestras decisiones y asumir que trabajamos, bien donde queremos, bien donde nos quieren más, resulta un ejercicio altamente recomendable para convivir mejor con nosotros mismos.