Vivir bien es caro, pero dormir bien no tiene precio


"Puedes elegir entre comer bien o dormir bien. La mayoría no consigue ninguna de las dos cosas. Algunos, sólo una de las dos. Ambas, nadie". Me encanta esta reflexión que se refiere a tipos de empresarios. Que versa sobre directivos. Que habla de personas.

Se trata de un dilema ético vital al que todos nos enfrentamos todos de manera regular: ganar dinero sí, pero ¿a costa de qué...o de quién?. ¿Estamos dispuestos a asumir un mayor riesgo para asumir un mayor premio o preferimos menos premio en favor de una mayor tranquilidad?. Esto mismo se lo pregunta desde cualquier inversor hasta el que pretende engañar a Hacienda, pasando por el que se plantea pagar "en B" o por aquel que pretende enriquecerse a costa de la ignorancia de otras personas o a sabiendas que estas no disponen de otra alternativa.

Elegir "comer bien" supone a veces "dormir peor", bien por exceso de riesgo, bien por falta de ética. Y al revés. Todo depende de lo que valores...y de tus valores.

Yo elegí dormir bien pues, como decimos en Menorca, "més val menjar poc i pair bé" (más vale comer poco y digerir bien). Elegí una conciencia tranquila como el mejor de los premios. Entendí que "ser rico" es tener salud; es querer y que te quieran; es poder pagar tus facturas; es ser feliz haciendo feliz; es poder ser dueño de tu tiempo o preferir la ética a la estética.

Recuerdo una vez en que un profesor del IESE me enseñó que "ser un señor es caro, pero vale la pena ser un señor". Pues bien, he descubierto que lo mismo pasa con dormir bien: exige pagar el peaje de ciertas renuncias, pero que desde luego pocas cosas ofrecen tal retorno de la inversión.

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